LA PRIMERA VEZ

Nº10

 
 

A falta de un par de días antes de abandonar Italia llega la lluvia. Y lo hace, como siempre, como si quisiese aligerar la despedida de los rayos de sol que acompañan los días de playa, arena y sal. Con ella llega ese esperado (realmente deseado) momento de sentarme frente a la mesa de una de las muchas habitaciones que conforman este espacio, acompañada por la luz que atraviesa unas enormes ventanas que me traen calma, rumor de lluvia y brisa para empezar a poner orden ese archivo de notas en el que he apuntado casi cada día un pensamiento diferente.

Como era de esperar, escribo sin saber qué título recibirá esta Acta Diurna. Escribo con pausa, incluso miedo, como si al final de la misma fuese a desvelarse la contundencia de un secreto irrevelable, como si de verdad fuese más consciente que nunca de que a lo largo de estos párrafos la única persona a la que me enfrentaré seré yo misma. Una dualidad con la que me llevo enfrentando algún tiempo, y cuya nitidez esporádica y cada vez más presente tuviese la capacidad de dejarme algo paralizada ante el papel en blanco, y un poco ante la vida.

 
 

 

fig. 01 Bologna

 

Es mi propósito tener la capacidad de transmitir, a través de fotografías y palabras, todo lo que resulta de alguna forma abstracto, irrelevante y efímero. Por ello me siento en la obligación de hacer un recorrido por mis fotografías y anotaciones para poder llegar al final de esta Acta Diurna.

 

fig. 02 Bologna

Poner un pie en Italia después de tanto tiempo es definitivamente una sensación cautivadora, siempre que se aprecie desde ese punto de vista a través del cual puedo describir un “despertar de las emociones sosegadas”. Llegar durante un atardecer en Bologna es enfrentarse de golpe a una luz especial que incide sobre las fachadas anaranjadas, es volver a ver lo que siempre ha estado allí, pero a través de una nueva mirada. Una bienvenida que supone un fascinante retroceso en el tiempo que con frecuencia y desde la franqueza no muestra un realidad muy amable en contraposición a la belleza con la que puedo contemplarla.

 

fig. 03 Scritte sui muri | Bologna

fig. 04 Bologna

 

Este año la adaptación a la “vita lenta” ha ido acompañada de anotaciones referidas a la singular sensación de llevar “sassolini nella scarpa” (piedras en el zapato), o la increíble capacidad que tiene la población de hacer de cualquier situación una reunión social, llamándome particularmente la atención las que se producen en el agua cada mañana, a medio camino entre los tobillos mojados de los menos arriesgados y el pecho cubierto de los más desasogados.

 

fig. 05 Riviera Adriatica

 
 

fig. 06 Palafita di Ancona 

 

fig. 07 Alice

 

Encuentro fascinante la energía que me mueve cada vez que se que voy a hacer algo nuevo, cada vez que se que puedo aprender algo que no sabía, cada vez que se que puedo experimentar la sensación de ver algo por primera vez. Siempre hay primeras veces, y en eso consiste todo, pero este viaje me regala de nuevo un par de experiencias que conservaré como vivencias que sólo este entorno y las personas que lo conforman me pueden regalar.

He esperado dieciocho años para hacer algo que prácticamente todas las personas que habitan la zona han hecho ya, que ha sido navegar la costa del parque natural de la Riviera del Conero descubriendo un espacio lleno de energía y particularidades históricas. Siempre he pensado que la tierra absorbe sus experiencias, dándoselas en herencia de manera instintiva a las personas que la habitan. Este punto en concreto es especial por muchos motivos.

 

fig. 08 Roma

 

fig. 9 Riflessi | Roma

 

Volver a Roma es siempre como sentirla por primera vez. Han pasado pocos días desde que llegué para regresar, y desde el mismo momento en el que mi esencia se centra en el punto de llegada, todo cobra un sentido diferente.

Allontanarsi dalla linea gialla” (Alejarse de la linea amarilla) es el primero de los mensajes que quedan grabados en mi cabeza, entendiendo por qué escucho con especial atención los avisos que resuenan cerca de cada vagón en diferentes estaciones (algunas en las que ni siquiera he estado físicamente), sin entender bien aún qué es lo que realmente me quieren decir.

 

fig. 10 Roma

 

fig. 11 Spazio Sette Libreria | Roma

 

fig. 12 MAXXI | Roma

 

De la llegada a Roma anoté esta frase: “Espero que nunca deje de darme pereza” y también recuerdo la música que escuchaba mientras llegaba en tren además de la inmensa emoción que me producía saber que volvía al que siento mi hogar: “En un tren lleno de personas empiezo a ver carteles de Roma, no puedo olvidarme de esta sensación ni de lo que estoy sintiendo en este momento”.

 
 

Estos días atrás escribía este texto reflexionando sobre las primeras veces:

No creo que en ningún caso exista alguien que no haya imaginado una primera vez, a no ser que esa primera vez sea fruto de una casualidad inesperada, y en vez de imaginarla pueda recordarla siempre dandole la misma importancia que se le da a los sueños que nos gustaría repetir mientras dormimos. En mi imaginación había construido muchas veces y desde distintas perspectivas la primera vez que habría visitado el MAXXI. Finalmente, y como suele suceder cada vez que estoy en Roma, las cosas a veces no se realizan tal y como las proyecta mi imaginación. 

De alguna forma inexplicable siempre me descubro en medio de una realidad imaginada, a medio camino entre lo que sueño y lo que estoy viviendo. Quizás esa sea la única forma de mantener mi equilibrio. Como siempre, sola y acompañada de la calma y el placer que me produce siempre poder visitar un templo como es este edificio proyectado por Zaha Hadid, en silencio, incluso descalza, durante una tarde de verano rodeada de unos pocos visitantes. Supongo que volveré pronto, o quizás no, tampoco se si lo haré como lo imagino, ni si lo haré sola.

De momento encapsulo, de nuevo, un recuerdo en una serie de imágenes, en las que aunque no se vea nada, yo imagino todo”.

 

fig. 13 Mostra Passeggiate Romane | MAXXI 

En algún momento entre los dos amaneceres que estuve en Roma anoté: “He dado todo y se me han agotado las emociones”, como si ante el cansancio por un breve instante me hubiese rendido ante la capacidad de sentir, y en consecuencia, ante la capacidad de canalizar mi creatividad. Siempre me pasa cuando estoy allí, me dejo caer, me rindo un poco, y en algún momento entre ese pensamiento y el siguiente sucede algo mágico en forma de reflejo, de luz, de sonido, que me manda de nuevo a la casilla de inicio desde la que vuelven a emanar de golpe emociones renovadas.

 

fig. 14 MAXXI

fig. 15 Roma

 

fig. 16 Roma

 
 

fig. 17 Roma

fig. 18.1 A + F

Roma, a medio camino entre la soledad y el trabajo son la combinación que deseo con una perspectiva de futuro. Ellos son A + F, y me han regalado por primera vez la posibilidad de poder desarrollar una sesión de pareja en Roma superando las expectativas de lo que jamás habría imaginado. Sin duda uno de los hitos de este año ha sido poder realizar este tipo de trabajo que culminará con las fotos de su boda en octubre, cuando regresaré de nuevo para acompañarles en un su día especial.

Nunca dejo de sentirme agradecida por las oportunidades que surgen, por las oportunidades que nacen de mi disponibilidad y ganas de seguir haciendo cosas desde la pasión, que es el único sitio desde el que he decidido operar. Algunos lo llaman suerte, yo prefiero pensar que es fruto de un trabajo duro y además saber estar abierto a vivir todas las posibilidades que la vida te ofrece. Cada vez tengo menos miedo (a veces eso también produce un poco de vértigo).

 
 

fig. 18.2 A + F

 

fig. 18.3 A + F

 

fig. 18.4 A + F

fig. 19 Alfredo alla Scrofa | Roma

 

Entre mis anotaciones de la primera noche sola en Roma encuentro: “Soy la única persona en uno de los restaurantes más famoso de Roma que está comiendo sola. Quien no está en familia, está con un amigo o en pareja. Recuerdo cuando al inicio de mis viajes me obligaba a hacer este ejercicio, el de comer sola. Ahora lo echo de menos cuando no puedo hacerlo, pero me he acostumbrado a que Roma sea el lugar donde más disfruto hacerlo”.

 
 

Una última noche y una última mañana en compañía de Giulia en los Museos Capitolinos, que ha pasado a ser una compañera de fotografía en Roma excepcional, y un regreso que duele, pero como dice alguien a quien quiero mucho: “Si no te marchases, no podrías regresar”.

La ciudad ha vuelto a regalarme templos vacíos y un lienzo en blanco, sin saberlo sigue ayudándome a cerrar heridas que ya brotan en mi como grietas en sus ruinas. 

 

fig. 20 Musei Capitolini | Roma

 

fig. 21 Santa Maria in Ara Coeli | Roma

 

fig. 22 Poesia

 

qué enredo de cama, de sábanas, de pelo, piernas y corazones

qué enredo de imaginación y realidades, qué enredo de sueños y verdades

qué enredo de luces, poesías, libros y señales, de sombras y estaciones, de ciudades, de distancias, de movimiento en mis altares

qué enredo de habitaciones

qué enredo

 

Gracias Roma por dejarme escribir mi poesía en ti.

 

Y de nuevo un tren de vuelta en el que anoto: “Puedo ser una mujer rota, pero no vulnerable”.

Durante el trayecto escucho a una mujer de avanzada edad hablando con otra pasajera y le dice: “Yo soy de Cerdeña, pero siendo muy joven visité Roma por primera vez y me enamoré, así que decidí quedarme”. En ese momento intervengo y empezamos una conversación de casi una hora y media, hablando de arte, literatura chilena (ella estudió literatura moderna en la universidad) y fotografía. Una mujer a la que no le pregunté el nombre, que había recorrido medio mundo y que quedará siempre en mi memoria como “la mujer que conoció a Nuréyev”. Ojalá hubieseis podido ver sus ojos brillar mientras contaba cómo en París le esperó tras una actuación y al no tener ningún sitio en el que pudiese firmarle un autógrafo lo tuvo que hacer sobre un paquete de cigarrillos que aún conserva.

Era altísimo, de una personalidad magnética. Resultaba imposible dejar de mirarlo”.

 

fig. 23 Mantieni il bacio | Massimo Recalcati

fig. 24 Arco de Trajano | Porto di Ancona

 

Volver es intentar centrarme en la lectura, que este verano se ha concentrado en breves lecciones sobre el amor, pero también volver a los eventos sociales que giran siempre en torno a la gastronomía.

 

fig. 25 Da Lorè

 
 

fig. 26 Ferragosto

fig. 27 Ferragosto

 
 

Entre comida y comida siempre he intentado hacer fotos y seguir anotando las cosas que pensaba, o las cosas que sucedían a mi alrededor, como el momento en el que un conocido (de otro conocido) de una cierta edad se sienta a nuestra mesa para decir: “Mi mujer falleció mientras cocinaba (de eso hace ya ocho años), incluso el Señor lloró porque no dejó de llover durante los tres días siguientes. Ahora estoy preparado para encontrar de nuevo una compañera, pero la cosa está difícil “.

Nunca he pensado en lo aleatorio de ciertas situaciones, siendo cada una de ellas un momento único que merece mi atención, aún sin entender el motivo. Deseo que este señor al que creo que no volveré a ver nunca consiga su propósito de encontrar de nuevo alguien con quien conversar y pasear.

 
 

fig. 28 Cucina

fig. 29 Sedie

 

fig. 30 Un cuore

 
 

En mi afán por elaborar una ensalada fresca de hojas de lechuga, melón, manzana, zanahoria e hinojo, me encontré frente a esta planta herbácea temerosa de partirla en dos pensando de podría ser mi propio corazón. Lo que no sabía es que por dentro era aún más bello y complicado de lo que parece por fuera.

 
 
 

fig. 31 Mare

fig. 32 Cinema

 

Y hablando de corazones, he tenido también oportunidad de atender a la debilidad del cuerpo ajeno, he aprendido de su fragilidad y el riesgo que conlleva pensar que de pronto todo se puede desvanecer. Y si así tuviera que ser, parecería que lo que queda seguiría restando inmóvil en el tiempo. No sé cuál de estos dos aspectos asusta más.

 

fig. 33 L'alba

 

Y en medio de todas las cosas que he pensado y sentido, he seguido anotando pensamientos y frases fugaces que llegaban a mi cabeza de forma improvisada:

Ho amato l’irragungibile in tutte le mie nostalgie

A veces me siento mal por la intención de nuestra casualidad

No quiero volver a sentir nada emocionante

Ningún sentimiento es eterno

 

fig. 34 Pausa

 
 

Aquí, cada año me enamoro de una casa diferente, recuerdo enamorarme de la de las buganvillas, de la que era completamente azul o de la de diseño recién construida. Este año me he enamorado de la de las persianas verdes con aires brutalistas, he imaginado fotos en las escaleras de la entrada. Todas tienen en común que miran al mar, supongo que las sueño porque nunca podré habitarlas.

 
 

fig. 35 Foschi | Fermo

fig. 36 Autorretrato

 

fig. 37 La casa de las persianas verdes

Sea como fuere, el aprendizaje de estos días se ha centrado en las primeras veces.

Ha sido la primera vez que he visto una puesta de sol aún estando en el este, la primera vez que he caminado calles que no había pisado antes, la primera vez que he dejado una impronta poética, la primera vez que he sentido que nada volverá a ser como ha sido antes, la primera vez que no he querido ser lo que se me exigía, la primera vez que siento que podría ser la última.

Ha sido la primera vez que he razonado profundamente sobre la romantización del entorno que habito como mecanismo de defensa ante una realidad en la que a veces tiendo a naufragar y en la que la imaginación sigue siendo mi sustento en aguas que a la deriva seguramente me llevarán a una tierra que aún desconozco.

Ha sido la primera vez en la que me he visto como una obra de arte a pesar de mis cicatrices, la primera vez que siento que aún queda verano antes de que acabe, la primera vez que he deseado con tanta fuerza la llegada de la lluvia.

Y en todo ello, sigue habiendo una gran belleza.

 

fig. 38 La Grande Bellezza

 
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