LA DISTRACCIÓN

Nº11

 
 

Empiezo a escribir esta Acta Diurna sentada en un avión camino a Roma. “Necesito escribir” es probablemente la frase que más ha repetido mi cabeza durante las últimas semanas, como si fuese un recordatorio, una alarma que saltaba cada poco tiempo sabiendo de antemano que era algo que no debía (ni quería) eludir. Para escribir necesito silencio, y bien es sabido que el mío lo encuentro en el rumor de un espacio que parece abrazarme cada vez más fuerte. Sin ánimo de concluir nada, finalizo este año convulso queriendo dejar de buscarme donde no es, para encontrarme donde si sé que puedo ser.

Un epílogo se define como una síntesis, una recapitulación, pero en este caso, sin conclusión, solo uno de esos que te anima a querer continuar con la siguiente historia. “C’è un sole che splende”, me digo mientras llego en tren al centro de la ciudad, como si el invierno no acabase de llegar y el otoño y el ocaso que él mismo arrastra se estuviesen resistiendo a concluir, “como el epílogo que quiero escribir antes de que acabe el año”, vuelvo a pensar. Unos minutos de molestia, unos minutos de belleza en los que el sol baña mi cara a través de un cristal.

Estar de nuevo en Roma, haber venido específicamente para escribir, me devuelve a la memoria una palabra que resuena en mi cabeza desde hace un tiempo: distracción. Yo no lo recordaba, pero repasando algunas de mis anotaciones de estos últimos meses he encontrado esta frase: “Existen dos opciones de ver el mundo, desde tu propia distracción o desde la de los demás”. Supongo que he tenido tiempo de experimentar ambas, y estoy lista para explorar este término a lo largo de esta Acta Diurna.

 
 

 La distracción como un estado mental confundido se asocia a una mente perdida o enfocada en algo ajeno a la situación presente. 

                 Esa distracción podría ser una herida. 

                 Solemos usar la tirita para ponerla sobre heridas superficiales, un poco para que no se infecte y se convierta en una herida más difícil de tratar, otras veces para hacernos creer que ya no puede ir a peor. Lo que tapa la tirita, es invisible a los ojos del que no quiere ver que al fin y al cabo, algo tiene, porque aunque la herida no sea visible, se siente, sobretodo con el roce de la cotidianidad. 

                 Algunas heridas profundas son como los cortes limpios, eso quiere decir, que de un momento a otro, la sangre puede empezar a brotar, casi siempre, poco después de la lesión. 

 

fig. 01 Acción | Fondazione Memmo, Roma | enero

 
 

fig. 02 Museo Pietro Canonica, Roma | enero

 

«Crecemos con sueños en nuestros ojos y canciones en nuestros labios, y descubrimos luego que la vida no es lo que pensábamos que sería.

Y luego, descubrimos la nostalgia»


Gabriel García Márquez

Otra de las consecuencias de tapar la herida puede ser la pérdida de la voz, que de pronto, dejes de hablar. Perder la voz es algo complicado de gestionar. Pero a veces sucede. Yo nunca pensé que podía pasarme.

El camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio” Nietzsche (gracias María, por descubrirme esta cita).

                A veces la piezas que parecían funcionar bien, se quiebran, requiriendo de una sustitución del sistema que te permita articular de nuevo, y como todos los mecanismos, sirviéndose de un delicado periodo de prueba que te permita afianzar de nuevo esa conexión perdida entre tanto cobre anticuado. 

 

fig. 03 Barcelona | febrero

 

fig. 04 Barcelona | febrero

                También existe la distracción como desvío de la atención por estímulos externos que se asocia a la interrupción de la atención en algo especifico.

                Algunas personas dicen que la distracción es necesaria. 

                Y en este tipo de distracción a veces hay simplicidad y transparencia, como en el alba de Roma, cuando en las calles vacías se ve todo, un poco como cuando despiertas, casi sin ropa, y eres durante unos instantes tu esencia más primitiva y pura. 

                Se ve todo.

 
 

fig. 05 Amanecer en Roma

 
 

fig. 06 Amanecer en el mar

 

Un momento de pausa en medio de todo este caos para recordarme que sólo le pido a la vida:

tinta, palabras, memoria y ganas”.

Paula Rosell, 7 de mayo de 2024

La distracción entendida como el mecanismo que aparta la mente de preocupaciones es la que sin duda alguna asociaré al arte y la poesía.

Al igual que en un museo, todo lo que se ve en el recorrido de ida debería de contemplarse igual en uno de vuelta, una metáfora para entender la importancia de saber echar la vista atrás durante este trayecto que a veces me ha parecido infinito, y así poder ver todo aquello que quizás ha pasado desapercibido dejándolo a mis espaldas.

Me he descubierto poeta y musa, la parte activa de un entramado artístico más allá de la simple creación. Me he definido como una artista completa, y no he dejado de fotografiar ni de escribir ni de generar nuevas ideas, incluso en mis momentos de mayor distracción.

Existen momentos habitados en la mente que sólo encontrarán un retorno a través de las palabras, y ahora también, a través de la pintura.

 
 

fig. 09 Paula Rosell por Inés Jimm

 

fig. 07 Balu

 
 

fig. 08 Aneoa

 

No puedo explicar con claridad la importancia que ha tenido el arte para mi durante este periodo. Me ha concedido la libertad de explorar, de descubrir y de conocer a personas maravillosas. Dejarme llevar ha sido instintivo, porque como escuché el otro día: “El corazón sabe el camino, el cerebro traza el plan”. El arte ha sido y sigue siendo un gran refugio y me emociona pensar en el hogar en el que se han convertido para mí algunas personas. Hay algo mágico en la forma que el artista (el de verdad) opera cuando se trata de las relaciones personales y eso, pertenece a un estrato en el que me he sentido y sigo sintiendo muy cómoda.

Desde hace un tiempo anoto las frases que quiero recordar, como si supiese que me van a servir en algún momento, como las pequeñas piezas del entablado de madera que faltan en este puente inestable que aún sigo atravesando, y que me ayudarán a hacer los saltos al vacío un poco menos vertiginosos. 

Curiosamente, las mejores me las regalan los artistas. El arte, y las personas que lo conforman han sido un enorme abrazo, de esos de 20 segundos, con los que me obsesioné a mediados de este año.

 

Morí por la Belleza – pero apenas
fui ubicada en mi tumba
a alguien que había muerto por la Verdad pusieron
en el cuarto de al lado –

Me preguntó, amable, por qué había muerto
«Por la Belleza», dije –
«Y yo por la Verdad, las dos son una –
Somos hermanos», dijo –

Y así, como parientes que una noche se conocen –
de un cuarto al otro hablamos –
hasta que el musgo nos llegó a los labios –
y cubrió nuestros nombres –

Emily Dickinson

 

fig. 09 Scala A, Roma

 

fig. 10 EL PODER DEL ARTE por Melanie Benyahya

fig. 10 Mantieni il bacio | Massimo Recalcati

 

La poesía se diluye con las emociones y las distracciones no permanecen.

Lo único que permanece, es la forma de mirar.

“Qué curioso el amor por sinestesia,

a través del cual puedo escucharte cuando miras,

tocarte cuando suspiras

y ver colores en tu risa”.

Paula Rosell, 6 de junio de 2024

 

fig. 11 Roma

fig. 12 Aneoa

 

La distracción como un acto deliberado para seguir apartando mi atención de otras cosas ha sido una práctica mágica, dispersiva, sinuosa cuanto las melodías cambiantes que no he dejado de escuchar día tras día.

 
 

fig. 13 Roma

 

fig. 14 Dublín

 

fig. 15 Nora

He regresado, sin ser muy consciente, a generarme preguntas como quien está redescubriendo el mundo. Preguntas sencillas, que la gente adulta no suele hacer.

Aleatorias, espontáneas, simples, claras.

También he concebido ejercicios inconscientes de repetición, como por ejemplo, ver y escuchar una y otra vez las mismas cosas. Eso me ha pasado, por ejemplo, con Fleabag, hasta que la última vez que vi esta escena me surgió una pregunta que nunca antes me había hecho:

“¿Dónde nace el beso? ¿Dónde nace el impulso del beso? ¿Dónde nace la necesidad del beso?

fig. 16 Fleabag

 

No sabía que había tantos estudios sobre este tema, pero quiero compartir aquí dos artículos, uno sobre el Origen del Beso y otro que explica ¿Por qué nos besamos? que han despejado algunas de mis dudas sobre el tema y de los que extraigo ideas fundamentales como lo que supone romper las restricciones impuestas por la sociedad, la traslación de los amantes a otro nivel de existencia (muy por encima de lo mundano), que el beso concierne a lo ideal, no a lo real, suspendiendo la realidad haciendo del mundo un lugar perfecto o que la evolución no descarta las cosas que funcionan, y el beso, es una de ellas.

“Con los besos, la buena noticia es que no necesitamos elegir una sola explicación”

Y es que al fin y al cabo “los labios se encuentran y estallan universos”, y regreso a otra de las frases que anoté recientemente de un artista que afirmaba que nosotros mismos somos el Universo, pero que dentro de él, existen varias galaxias. No sé cuánto de ciencia, emoción y dispersión he dejado en este pequeño párrafo, pero puede que el beso haya sido otra forma de pensar en la distracción, en este caso como una acción realizada sin prestar la debida atención.

 
 

fig. 17 Lettere

 

fig. 18 Ghetto Ebraico, Roma

 

fig. 19 Un altro risveglio pieno di certeze

 

fig. 20 Un ragazzo triste

 

En el abrazo que a veces debemos saber darnos a nosotros mismos no existe espacio para más de dos brazos, saber querernos, curarnos, y aprender de lo que nos pasa debería tener más de compasión que de autoexigencia.

 

Estoy aquí. Si hay algo que no falta en Roma, son iglesias y nuevas experiencias. En esta ocasión, la deriva (que nunca he considerado aleatoria, sino causal) me lleva a la Plaza de la Consolación, y el silencio me invita a entrar en la iglesia que la corona.

La Chiesa Santa Maria della Consolazione al Foro Romano es un lugar dedicado al culto desde 1470. La energía, como la mirada, permanece en ciertos lugares y en quienes los habitan.

 

fig. 20 Chiesa Santa Maria della Consolazione al Foro Romano

fig. 21 Chiesa Santa Maria della Consolazione al Foro Romano

 

fig. 22 Maria che scioglie i nodi

 

Y dentro de una de las capillas, una obra que no había visto nunca antes de Johann Melchior Schmidtner que representa a la Virgen deshaciendo un nudo. A mi alrededor, cientos de lazos con nudos apoyados cerca de su altar.

 

De pronto siento de verdad que las distracciones, de alguna forma han iniciado a disiparse desde hace poco tiempo. Y sin más, me encuentro a mi misma comprando un “nastro” para pedir, manifestar, y dejar una historia más en esa capilla, rogando ayuda para deshacer mi propio nudo, y es que sólo hay una forma posible de vivir esta ciudad, y es desde lo sacro y lo profano.

 

fig. 23 Lana della Vecchia, Roma

 
 

Ahora sólo queda más calma, medias lunas de vapor en un espejo, ruido de campanas y el recuerdo de las distracciones que tanto me han dado y quitado al mismo tiempo. Dejo que las experiencias me atraviesen porque sé que antes o después acabaré aprendiendo algo de ellas, y es que no puedo eludir que la distracción es también una herramienta fundamental para la creatividad, pero a la vez un amplio desensibilizador en situaciones difíciles.

Que no había conclusión posible para este epílogo era algo que sabía desde el principio, pero estoy tranquila, porque me aferro a la idea de que mi corazón ya está en camino, y que mi cerebro ya ha trazado un plan.

Y es que de las heridas abiertas, aunque a veces duelan, también brota belleza.

 
 

fig. 24 Riflessi

 
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